Tenía ganas de hablar contigo este fin de semana, pero por alguna razón no tomé el teléfono para llamarte. Quería que fuéramos a bailar por ahí o comer algo, probablemente reírme con tus barbaridades o las mías. Lo que más quería era un abrazo, sentirte cerca, todavía no entiendo porque no te llamé.
Me levanto de mal humor porque no despertaste conmigo y no sé en que andas y te deseo a mi lado.
Hace tanto tiempo que no me enamoraba, que pensé que esa parte de mi había muerto y ahora estoy sufriendo como un colegial otra vez.