3.5.10

Al final todo va a quedar igual...

He perdido tanto tiempo buscando algo que destacar, respecto a la reconstrucción post terremoto de Chile y me quedo con la amarga sensación que no hay nada que resaltar.

Si el Gobierno saca un proyecto de ley, compra algo, declara estado de cualquier porquería, sube los impuestos o los baja, aparece un gurú con trescientosochentaycincomilnovecientosveintiun argumentos de que nos están pasando gato por liebre.

Si la oposición tiene alguna brillante idea de cómo mejorar las cosas, invariablemente desliza su agenda política en el discurso y manda un par de 'recaditos' al gobierno. Cuento aparte es el 'experto' del color opuesto que se dedica a aportillar la idea y recordar malos manejos del pasado. 

Cuando los empresarios aparecen con planes, quejas o cualquier otro tema relacionado al terremoto parecen publicidad y hasta a la publicidad reconocida la critican por algo al tocar el tema. Si las mega empresas locales hacen una donación, los comentarios son del tipo “esta empresa donó sólo el 0,03% de sus ganancias del año fiscal 2009”. En mi opinión el 0,03% es mejor que el 0%.

Los medios, que se supone tienen la responsabilidad de informar, se convierten en el púlpito para la demagogia y los intercambios entre usuarios, cada vez más alterados. Al menos me ha servido para determinar algunos parámetros de cuando debo dejar de leer los intercambios de artillería entre los seguidores de la 'Gordis' y los 'Pirañafans': si alguna de las partes menciona a Pinochet, quiere decir que se quedaron sin argumentos, la conversación perdió el rumbo y se vienen los mismos discursos de los últimos 40 años.

Las redes sociales se volvieron una seguidilla de 'RT plis' o 'ponlo en tu estado de FB'. Cuando son un medio, generalmente confío en la procedencia de la información y que ésta haya sido revisada y confirmada, con fuentes legítimas (también creo en el Viejo Pascuero y el Conejo de Pascua). Pero cuando esa información viene de fulanito, que se puso la camiseta con encontrar las víctimas del terremoto y pide donaciones a nombre de un tercero que ni conozco, me da la misma sensación que cuando me llega un mail de Mbunto Ngeh, hijo del ya fallecido rey de Uganda que me necesita para mover un par de millones de dólares sin que los asesinos de su padre se enteren.

En mi opinión al 'Zafrada' le crearon un buen par de problemas sicológicos a futuro, el tipo de la bandera es un meme de internet y mi lista de twitter progresivamente tiene sólo gente que me interesa seguir o que me puede cobrar sentimientos si es que no los sigo. Al menos eso último es un avance.

En Chile post-terremoto la gente que vivía en viviendas precarias lo va a seguir haciendo. Cambió el adobe por la madera, placas de metal, polímeros de la NASA termorreactivos o alguna otra ocurrencia, pero la realidad es que va a seguir viviendo con sus cinco hijos y sus suegros en 18m2.

Un poco más arriba en el estrato socio-económico, nadie te regala nada, quedas fuera de los planes sociales de gobierno y con un poco de suerte trabajas en una empresa con 'conciencia social' y 'preocupación por los trabajadores'. La alternativa es endeudarse hasta el cogote para reparar o cambiarse de casa.

Si perteneces a la parte superior de la pirámide social, las mayores incidencias fueron en la casa en la playa o el campo. Una molestia, pero nada del otro mundo.

Como país, entre los retrocesos en infraestructura, los posibles créditos internacionales y el déficit en educación y salud, la meta de convertirse en un 'país desarrollado' se ve inevitablemente pospuesta. Seguiremos siendo víctimas del subdesarrollo por un buen par de años más, los asesores comunicacionales del gobierno y oposición pueden respirar tranquilos, pues tienen la excusa perfecta para no cumplir las metas.

Los planes de reconstrucción, compras del gobierno y decisiones varias se hicieron a puertas cerradas, la declaración de 'zona de catástrofe', permite obviar esas engorrosas herramientas pro-transparencia como son las licitaciones públicas.

Los materiales de construcción han disparado sus precios, dada la alta demanda. Al menos los alimentos han vuelto a la relativa normalidad, aunque sigo con la sensación que el precio de los limones se fue al chancho.

La salud y educación se desarrollan de forma precaria en las zonas afectadas. Algún inventivo usó chasís de microbuses para crear escuelas de emergencia.

En conclusión nos quedamos con un país subdesarrollado, donde los pobres siguen siendo pobres; los ricos siguen siendo ricos; nadie se acuerda de la clase media, que vive endeudada; con educación y salud deficiente, falta de hospitales e infraestructura; con un libre mercado que funciona sin necesidad de intervenirlo; políticos que mueven fondos sin rendir cuentas, pagando favores políticos o contratando familiares; con medidas paliativas de maestro chasquilla, arreglando todo con un alambrito y donde las noticias son la selección de fútbol, las pechugas de alguna modelo televisiva o si van a aprobar o no el proyecto de ley para poder ver los partidos del Mundial en horario laboral o de estudios.

Nada nuevo, es es el mismo Chile pre-terremoto, todo sigue igual.