8.5.06

Lo que necesito...

He estado pensando en el hambre... tal vez tiene que ver con mi almuerzo de hoy: una única salchicha... y bueno mi cena fue otra salchicha, esta vez con pan. Curiosamente no tuve hambre en todo el día, hasta que me acordé que no había comido nada y me comí el pedazo de pan correspondiente a mi cena.

Después de mi pedazo de pan, entré en un estado de epifanía zen y llegué a la conclusión que no necesitamos nada, hasta que somos conscientes de su falta. Puede sonar bastante estúpido, pero suele pasar con las revelaciones zen.

Nunca necesité celular hasta que tuve uno (que por cierto no encuentro el cargador asi que está muerto), nunca antes había pasado al supermercado buscando un chocolate específico hasta que lo probé, no necesité un pendrive hasta que me prestaron uno, y ahora quiero uno, ojalá con reproductor mp3 y radio... nunca me había dado cuenta de lo práctico de un notebook hasta que trabajé en terreno con uno...

Lo mismo se puede llevar a necesidades
menos consumistas, nunca necesité escribir lo que siento, hasta que empecé a hacerlo, nunca tuve la necesidad de esculpir hasta mi primer trabajo, nunca necesité sentir que algo dejé en esta tierra, hasta que hice mi primera rasguñadura para la inmortalidad.

Pese a tener asumida mi propia mortalidad, necesito creer en la inmortalidad de mis ideas, algo que hice en esta vida significó algo para alguien.

A pesar que las cosas que hago, son producto de mis propias necesidades, que alguien conecte conmigo es de lo mejor que me puede haber pasado.

Mi web es un ejemplo, cuando me llega un mail, quiere decir que a alguien le afectó algo que yo cree, una situación, que francamente, para mi, no tiene precio.

Hace ya como un mes iba en la micro y se subió un tipo a tocar el charango, cuando terminó, yo le aplaudí, porque me gustó lo que había tocado y de esa manera doy lo que pido, es decir alguien que conecte con lo que hago.

Tocar música es básicamente una forma de expresión, a pesar de que lo haga en un medio de locomoción a cambio de unas monedas, es una opción de hacer música, en un país donde las formas de generar ingresos para un artista tienden a cero.

El tipo se me acercó, me dio las gracias y cruzamos no más de cuatro palabras. Tres semanas más tarde se volvió a subir a la micro en la que yo iba, me reconoció y se acercó a saludarme. De los quinientos pasajeros que debe ver diarios, me recordó y me saludó... tres semanas más tarde, todavía se acordaba del tipo que le aplaudió en la micro. Tal vez esa es una forma de inmortalidad, vivir en las mentes de los demás.

Volviendo al tema anterior, algo parecido me pasa con las mujeres... mientras no las vea, puedo engañarme creyendo que no las necesito, pero apenas las veo y las siento cerca mio, me acuerdo que tengo hambre... hambre de vida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

y esto que acabas de escribir mi llego...yo tengo mucha pero mucha sed
claudia