22.10.07

Contrastes

Me gustan los contrastes… es parte de mi naturaleza. Tiendo a olvidar los riesgos y no calculo las consecuencias, creo que todos los problemas tienen solución, es cosa de dedicación, por lo que el exceso de planificación (o en algunos casos, cualquier planificación), atenta directamente con mis ganas de que el mundo me sorprenda.

No soy muy exigente… me gustan las sorpresas buenas y malas, es más prefiero una mala sorpresa que saber exactamente que se viene algo malo, y como todo en la vida tiene altos y bajos prefiero lo malo inesperado. Obviamente si se pudiera elegir sólo lo bueno, con eso me quedo.

En fin, me encanta el “¿hagamos un asado? - ¡hagámoslo al tiro!”. Un poco pasto seco, bien desordenado y con alergia a la planificación. Al menos en mi vida personal, porque en la pega tengo un Excel para todo…

Supongo que me gustan los contrastes porque es mi forma de encontrar el equilibrio… por ejemplo, toda la semana pasada, incluido el fin de semana largo me dediqué a juntarme con gente, sociabilizar al máximo, amigos y fiestas variadas, entre ellas una invitación a ver a Ricardo Villalobos, que era choro, pero habría apreciado que en vez de un jueves hubiera sido viernes, para no tener que trabajar al otro día… especialmente porque salió a la pista pasadito las 2:30 de la mañana y yo que venía trasnochando parejito andaba muerto.

En contraste este fin de semana me quedé tranquilito en mi casa… de hecho el domingo fue mi día de pijama, ni siquiera me levanté. Me dediqué a pintar, vegetar y ver series… a sip… y a ver las últimas dos vueltas del GP de Brazil… no atiné con el horario y lo lamento profundamente. Grande Ferrari, una vez más.

Y a propósito de contrastes, hace un par de meses conocí una mujer que es inteligente, atractiva, interesante… y no tiene puta idea de qué es lo que quiere. Todas las señales son las incorrectas, mujeres que quieren una cosa y dicen otra. Una lástima carecer de paciencia para esas cosas, porque se hizo más evidente cuando conocí a otra que debe tener 40+ años y lo tenía todo absolutamente claro, aparte de ser capaz de hablarme de películas y libros por horas, pequeños detalles que agradezco. En ese minuto el contraste hizo que diera lo mismo cuan atractiva era la otra.

Mañana va a ser día de helados, si es que todo sale bien… no deja de ser interesante la perspectiva de conversar con alguien con quien nunca has conversado, ver si hay cosas en común y escuchar una risa nueva.

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